
Siempre nadabas en el mismo lago, lo conocias bien por eso cuando ocurrio el naufragio no te preocupastes porque sabías que a pocos metros había una pequeña isleta que seguro te serviría de cobijo, cual fue tu sorpresa cuando llegastes al lugar y ese pedazo de tierra había desaparecido.
Fué en ese preciso momento cuando te das cuenta que no siempre hay algo o alguien ahí cuando lo necesitas, que nunca hay que ser confiado porque en muchas ocasiones todo lo que para tí parecia estable llega a desaparecer.
Foto: RAFIKI
Texto: Rebeca C.V.