La lluvía nos sorprendió, caminabamos tranquilamente por la calle cuando unas nubes negras tiñeron el cielo y descargarón sobre la ciudad una gran tromba de agua.
Estancada en el suelo se convirtió en un espejo que reflejaba cuanto paso se daba... La tormenta no cesaba y cualquier sitio era bueno para encontrar un cobijo y con cámara en mano inmortalizar el momento en el que la calle se convertía en eln reflejo de las sombras.
La lluvía no cesaba y decidimos emprender el camino a casa, pisando los charcos como chiquillos sin preocuparnos de llegar mojados a casa... para que correr si vas a llegar empapado igual.
Desde la ventana de nuestra casa podemos observar que los empejos muchas veces no se rompen, sino que se secan.
Imagen: RAFIKI
Texto: Rebeca Castaño Valbuena
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1 comentario:
Que bonito,me gusta,es que todo lo haces asi de bien,un besazo,Rafiki.
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